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  • Mauricio Florez Morris, Ph. D.

Irrepetibles errores de campaña en derrota de Hillary Clinton - 2016


Son muchas las razones por las cuales las elecciones presidenciales en los Estados Unidos tienen gran influencia en el trabajo de consultoría política. El hecho de que, por un periodo, de más de un año, muchos medios de comunicación hagan un extenso cubrimiento de la contienda electoral facilita el familiarizarse y hacer un seguimiento de esta campaña.

El atractivo de las campañas en USA también es atribuible a la enorme riqueza económica, tecnológica y de creatividad política que cada bando logra aglutinar para enfrentar a adversarios con similares recursos. No menos importante para la profesión es que cada ciclo electoral genera una nueva ola de estudios donde se relacionan los eventos políticos con las situaciones que internamente se viven en la campaña y con las estrategias que los principales asesores emplearon para lograr la victoria electoral.

"Shattered, Inside Hillary Clinton´s Doomed Campaign" (2017, 464 páginas) (Fracturas dentro de la campaña de Hillary Clinton que la condenaron al fracaso) es uno de los mejores estudios recién publicados, sobre la sorpresiva derrota Demócrata en el 2016. Un importante elemento que diferencia este texto de otros, es que "Shattered" fue escrito por dos diestros comentaristas políticos norteamericanos, Jonathan Allen (destacado analista de importantes medios como Roll Call y Politico) y Amie Parnes (Corresponsal ante la Casa Blanca del influyente periódico The Hill, quien cubrió la campaña de Hillary para su medio). Ambos son autores de probada trayectoria en el estudio del "Clintonworld" ("El mundo de los Clinton") y con conocimientos ya demostrados en su anterior texto, "HRC: State Secrets and the Rebirth of Hillary Clinton" (2014) (HRC, Secretos de Estado y el Resurgimiento de Hillary Clinton) donde explican los mecanismos que Hillary empleó para recuperarse políticamente, luego de su derrota frente a Barack Obama en el 2008.

Este articulo ofrece una lectura del libro desde la perspectiva de la consultoría política, con énfasis en: (1) La confrontación de los asesores de la campaña Clinton 2016 entre los que promovían adelantar una estrategia de persuasión versus los que favorecían una estrategia de motivación. (2) El uso que la campaña hizo de "analytic politics" (modelos analíticos computarizados aplicados a elecciones) frente a métodos más tradiciones de investigación electoral. (3) Subrayaremos algunos aciertos y errores de la comunicación política en la campaña Clinton, mostrando ejemplos concretos (spots) de los mismos. (4) Mostraremos elementos claves de la confrontación estratégica y la guerra publicitaria entre Clinton y Sanders, haciendo énfasis en el proceso exitoso de enmarcación ("framing") negativa, que los contrincantes de Hillary hicieron y de lo que recomendaban algunos asesores Demócratas para "desmarcarse". (5) Se presenta el concepto de "errores no forzados" y se dan ejemplos concretos de los mismos en la campaña Clinton. (6) Se mencionan algunos elementos que Hillary usó para la preparación de sus debates contra Trump, y que en su momento le permitieron obtener una ventaja en las encuestas frente a su oponente. (7) Otras causas importantes, que según los autores, Allen y Parnes influyeron en la derrota de Hillary Clinton también son presentadas al final de esta reseña.

Estrategias de persuasión versus estrategias de motivación

La campaña de Hillary Clinton mostró varias divisiones de criterios entre sus consultores respecto a la estrategia para ganar la elección. Una de las más importantes discordias ocurrió entre los asesores que recomendaban una estrategia de persuasión (en la cual se busca convencer a votantes independientes y de otras facciones que cambien su voto y apoyen al candidato para el que se trabaja) y una estrategia de motivación (en la cual no se busca persuadir a otras personas a cambiar la intención de voto, sino que se intenta lograr que un mayor número de simpatizantes propios salgan a sufragar el día de las elecciones. Y de ser posible, también se hace un esfuerzo por desmotivar a los votantes de los candidatos opositores, de tal forma que el menor número de ellos salgan a sufragar.

Aunque en teoría ambas estrategias se pueden desarrollar simultáneamente, en la práctica, inclusive en campañas bien financiadas como la de Hillary Clinton en el 2016, es necesario priorizar una de estas alternativas. La estrategia de persuasión era favorecida por Bill Clinton y muchos asesores Demócratas de la vieja escuela que lo habían acompañado durante su Presidencia (1992-2000). Ellos consideraban que, aunque esta opción era más costosa, la misma era necesaria porque fomentaba más coaliciones políticas y ampliaba las bases de votantes de Hillary. En el otro bando, la estrategia de motivación fue impulsada por una nueva generación de consultores cercana al Gerente de Campaña ("campaign manager") Robby Mook. Al final esta se impuso y como resultado de esto, durante las elecciones primarias contra el candidato opositor Demócrata Bernie Sanders, la campaña de Hillary se concentró en motivar el voto de quienes consideraban los cuatro pilares de sus bases electorales: votantes afroamericanos, latinos, mujeres y personas con estudios universitarios. Se hizo muy poco esfuerzo para atraer a votantes que pertenecían a los grupos que favorecían a Sanders, como es el caso del sector obrero de raza blanca y miembros de la generación Millennials (nacidos entre 1980 y el 2000).

Se relata en "Shattered" que, aunque la decisión de adoptar una estrategia de motivación bajó los gastos económicos de la campaña Clinton, y en definitiva fue un instrumento para lograr la nominación de Hillary como la candidata Demócrata a la Presidencia, también al final, esta misma estrategia tuvo al menos dos consecuencias negativas para la campaña Clinton: Una fue que al no disputarle algunos importantes sectores demográficos a Sanders, como el sector obrero de raza blanca, él pudo recolectar más recursos y así extender los ataques contra Hillary hasta antes de la convención del partido. Tener que enfrentar por tanto tiempo a Sanders le restó recursos (de tiempo, dinero, apoyo de bases, etc.) a la campaña Clinton para confrontar a Trump durante el otoño.

Adicionalmente, al no dirigir su mensaje de campaña hacia la clase trabajadora blanca durante las primarias, la campaña Clinton le dio una enorme ventaja a Donald Trump, quien desde un principio tenía un discurso populista y venía cortejando a este grupo de votantes. Sobre esto, Bill Clinton siempre argumentaba que la política no se podía resumir en encontrar personas que potencialmente apoyen al candidato y motivarlos a votar el día de las elecciones. Él sostenía que también era importante "la labor de menudeo político", el charlar con votantes de forma individual o en pequeños grupos y por medio de estas experiencias conocer lo que ellos sienten. El expresidente le decía a los asesores de campaña, que un buen candidato debe intentar persuadir a cualquier votante con buenos argumentos. Para él lo más valioso de estos encuentros siempre fue conocer cómo las esperanzas y los miedos de las personas los incitaban a actuar. Pese a estos valiosos consejos, muchos de los consultores cercanos a Hillary sabían que ella rara vez se sentía cómoda durante las interacciones informales con los votantes. Esta limitación hizo que muchos de sus eventos fueran muy bien coordinados para evitar situaciones que ella pudiera encontrar desagradables. Los pocos momentos de espontaneidad que se lograron en esta campaña, fueron vitales para presentar a la candidata más cerca al diario vivir de los votantes.

La estrategia de motivación de la campaña Clinton 2016 claramente se vio reflejada desde los primeros spots que presentaban su candidatura a los votantes americanos. Por ejemplo, en el siguiente vídeo podemos ver algunos de los principales grupos demográficos a los que ella quiere incentivar para votar y así crear una coalición ganadora. Ver spot. (Nota: La traducción no literal del mismo se encuentra en el Apéndice # 1, al final de este artículo.)

 

Uso de "analytic politics" contra métodos más tradicionales de investigación política

Un segundo punto de disputa entre los asesores Demócratas de la vieja escuela (como Jim Margolis, Mandy Grunwald, John Anzalone y Stan Greenberg) y la nueva generación, se relacionaba con el tipo de investigación que se desarrollaba para guiar la estrategia de la campaña. Mientras los primeros favorecían tanto la información que recolectaban los líderes locales y sus cuadros políticos como el uso de sondeos de opinión y de grupos de discusión, la nueva generación liderada por Robby Mook y el analista de datos, Elan Kriegel, se concentraba casi exclusivamente en tomar decisiones basándose en la técnica de "analytic politics." Esta técnica consiste en construir un modelo de análisis electoral computarizado, el cual era alimentado con gran cantidad de información sobre los potenciales votantes. El modelo incluía variables como: edad, raza, etnicidad, forma cómo votó en las anteriores elecciones, suscripciones a revistas, etc. Cada persona era clasificada con números entre el 1 y el 100 en tres categorías: (1) probabilidad de votar, (2) probabilidad de votar por Hillary y (3) en caso de estar indecisos, probabilidad de ser persuadidos para votar por Hillary.

Con el resultado de estos números se determinaba si el votante iba a ser contactado por la campaña y, en caso afirmativo, la forma como podía ser abordado (publicidad en televisión, avisos en sus páginas web favoritas, visitas personales a su casa, con información enviada por correo, etc.). La idea era llegarle primero a las personas que eran más propensas a votar por Hillary, es decir los grupos más favorables, y luego ir bajando a votantes con menor afinidad hacia la candidata hasta que se acabaran los recursos. A Mook (Gerente de la campaña Clinton, 2016), le interesaba ahorrar dinero y sabía que era más costoso tratar de persuadir a los indecisos para que apoyaran a Hillary que asegurarse que las personas que la apoyaban se registraran y fueran a votar el día de las elecciones. Adicionalmente, los expertos en modelos analíticos hacían encuestas pequeñas, baratas y no tan científicas para determinar cuántos otros votantes con similares perfiles demográficos iban a votar y por quien. En su criterio, los modelos analíticos son usualmente instrumentos de mayor utilidad en la medida en que más personas participen en los comicios y son menos efectivos en elecciones con un bajo número de votantes. (p. 229-230)

"Shattered" nos indica que en la campaña Clinton, la nueva generación basó muchas de sus decisiones casi exclusivamente en el modelo de análisis electoral computarizado. Esto pese a muchas criticas de asesores de la vieja escuela y de numerosos líderes del Partido Demócrata. Por ejemplo, se acusaba a Mook y a su equipo de analistas de la falta de presencia que la campaña tenía en las calles (muchas de la cuales, a diferencia de elecciones anteriores, carecían de publicidad y de trabajadores de campaña que hablaran con los votantes). También se los criticaba por el poco entusiasmo que se veía en las personas que asistían a los eventos de la candidata. A estas críticas Mook respondía que estas eran opiniones meramente anecdóticas y las contrastaba con los "datos fácticos" con que alimentaba su modelo.

Mook explicaba que aplicando su modelo analítico, él determinaba los sitios que Hillary visitaba, usando una fórmula que tomaba en cuenta la probabilidad de que los posibles votantes asistieran al evento y que votaran por ella. Los autores del libro, Allen y Parnes, sugieren que la creencia dogmática de Mook, de que la campaña se podía ganar simplemente motivando a los seguidores y sin persuadir votantes de otros candidatos, lo hacía pensar que entre más pequeña era la ciudad donde Hillary hacia un acto, aumentaban las posibilidades de aventurarse en territorio enemigo, y por lo tanto esto significaba un mayor desperdicio de tiempo y energía de la candidata. Mook no aceptaba las críticas de otros consultores y miembros del partido que decían que, al abandonar los sectores que poco favorecían a Hillary, lo único que lograban era que sus habitantes le quitaran aún más el apoyo a la candidata al constatar que ella no estaba interesada en sus vidas y sus necesidades. No es que la vieja escuela de asesores Demócratas no entendiera el valor de segmentar a los votantes con el fin de ser más eficientes en los gastos de los recursos de campaña, sino que se pensaba que Hillary podía hacer más por demostrar que ella quería el voto de todos los americanos. (p.398).

Sin duda, ya observando los datos de la elección presidencial de noviembre entre Trump y Clinton, se puede ver que en muchos casos estas críticas contra Mook eran válidas. Por ejemplo, Pennsylvania, un Estado que usualmente favorece al Partido Demócrata, y que había ganado Obama en el 2012 por 5.4% sobre Romney, fue perdido en el 2016. Trump ganó con el 48.2% de los votos frente a Hillary Clinton con el 47.5%. Esto según el mapa electoral, debido al incremento de votantes favorables a Trump en sectores Republicanos, alejados de las dos grandes ciudades: Filadelfia y Pittsburgh (ver mapa con resultados electorales abajo).

En otras ocasiones, el modelo analítico ("analytic politics") que Mook manejaba, indicaba que era menos costoso obtener votos con publicidad en los medios de comunicación que apoyando económicamente a grupos de partidarios que hacían proselitismo electoral contactando personalmente a votantes. Como resultado de este análisis, los esfuerzos de los cuadros políticos a nivel estatal no fueron debidamente financiados, lo que generó una percepción negativa en muchas áreas claves, donde se creyó que la campaña de Hillary Clinton no estaba interesada en ellos.

Un punto que asombró a la vieja escuela de asesores ocurrió cuando faltando tres semanas para las elecciones de noviembre, Mook y su equipo de jóvenes analistas decidieron, con el fin de ahorrar dinero, no hacer más encuestas de opinión y basar todas las decisiones finales de la campaña en su modelo. El cual, que entre otras cosas, pronosticaba una victoria de Hillary en los Estados de la Florida, North Carolina y Pennsylvania, territorios que a la postre ganó Trump.

El hecho de que una campaña presidencial no haga encuestas propias las últimas semanas antes de los comicios era algo muy cuestionado por los asesores de la vieja escuela de consultoría. Esta experiencia es equivalente a lo que un piloto de avión comercial puede llegar a sentir al tener que aterrizar en una noche oscura sin instrumentos de navegación. Mook respondía a esto, usando las palabras de David Plouffe, ex-gerente de campaña de Obama, quien sostenía que las encuestas propias servían para calibrar los mensajes publicitarios y para medir los sentimientos del electorado, pero los modelos analíticos podían sustituir la información sobre quien iba adelante en la intención del voto y por cuanto era la diferencia en cada Estado (p. 367).

Una importante enseñanza que ofrece esta elección es que, aunque la construcción de modelos analíticos (o "analytic politics") es cada vez una herramienta más común en el arsenal de una campaña, no se pueden tomar decisiones importantes sin incorporar otro tipo de información, como encuestas de opinión o testimonios de líderes locales, que sirvan para verificar la información del modelo. Esto se aplica especialmente a elecciones de alta volatilidad como las norteamericanas en el 2016, donde en muy poco tiempo aparecieron diferentes eventos (o escándalos) que potencialmente podían cambiar la opinión de importantes grupos de votantes. Por ejemplo, "Shattered" nos recuerda cómo a las dos horas de que se difundieran las declaraciones peyorativas hacia las mujeres que Donald Trump hizo en el programa Access Hollywood, Wikileaks empezó una campaña contra Hillary Clinton con la publicación de correos electrónicos, donde el director de su campaña ("Campaign Chairman"), John Podesta, comentaba imprudentemente elementos secretos de la estrategia que se estaba empleando y criticaba diferentes aspectos personales de otros consultores y prominentes figuras políticas de su partido. Al respecto el libro llega a la misma conclusión de muchos expertos en propaganda negativa, quienes sostienen que pequeñas dosis de malas noticias todos los días (como Wikileaks) tienen a la larga un efecto más contundente sobre una campaña que un gran escándalo que sucede en un solo día (como las palabras de Trump en el programa de TV Access Hollywood.)

El libro "Shattered" también nos relata cómo previo al inicio de la campaña, Hillary se dedicó a estudiar las nuevas técnicas para recoger fondos por internet, a revisar los cambios en las leyes electorales y a conocer mejor las personas que conformaban la maquinaria de su partido. Su preparación incluyó estudiar cómo las técnicas de targeting, analytics y el uso de redes sociales podían ayudarla a ganar una elección. Pese a los errores estratégicos de Mook, que muy posiblemente le costaron la elección a Hillary Clinton, es justo indicar que él se convirtió en el Gerente de la Campaña después de un riguroso proceso de selección, hecho por la pareja Clinton, donde se entrevistó a un grupo selecto de consultores y se les hizo preguntas como: ¿Cómo construiría la infraestructura de la campaña? ¿Cómo sería el organigrama de la organización? ¿Cómo usted le daría forma al mensaje de campaña? y ¿Cómo el plan de campaña se relaciona con el manejo de datos y de operaciones digitales? De acuerdo con "Shattered", Mook fue seleccionado por tomar decisiones de campaña basándose en modelos analíticos, en los cuales se buscaba maximizar la relación costo-eficiencia. Él fue honesto expresando su preferencia por recolectar y analizar información a bajo costo ("big data") y evitar así contratar encuestadores para conducir costosos sondeos de opinión (p. 24-25). En términos generales, la experiencia de la campaña Clinton en el 2016 confirmó la premisa de que lo que se ahorra bajándole la calidad a una buena investigación electoral, con frecuencia se malgasta con creces en decisiones equivocadas de campaña.

Aciertos y errores de la Comunicación Política en la Campaña de Hillary Clinton

Fuera de los elementos de estrategia y de investigación anteriormente mencionados, la campaña Clinton 2016 también ofrece un caso de estudio en la Comunicación Política. En primer lugar, Hillary era percibida por muchos electores como una figura política deshonesta porque había estado en la esfera pública por muchos años y poco se sabía sobre ella. "Shattered" nos recuerda que este secretismo de Hillary no era gratuito pues ya como primera dama había sido atacada varias veces cuando hablaba de forma cándida. Un ejemplo citado por los autores es cuando Hillary, como abogada, declaró que no iba a quedarse en su casa horneando galletas mientras su esposo ejercía la Presidencia de los Estados Unidos (p.122). Esta desafortunada frase fue usada en su momento, y ahora recordada, por comentaristas conservadores para atacarla, diciendo que ella estaba despreciando el trabajo de las mujeres amas de casa.

Otro problema en Comunicación Política con el que tuvieron que lidiar los asesores de Hillary fue su tendencia a concentrarse en los detalles de sus propuestas políticas y no poder articular una visión general unificadora para comunicarle a sus votantes sus motivaciones para querer llegar a la presidencia (p. 5-6). Esta dificultad contrastaba, por ejemplo, con su oponente Bernie Sanders cuya visión era claramente articulada. Su misión era destruir el sistema que favorecía a los privilegiados frente a las masas. Al respecto, Allen y Parnes dicen que a Hillary Clinton le falto alguien que cumpliera las funciones que realizo David Axelrod durante las campañas de Obama. Ella necesitaba a una persona capaz de ayudar al candidato a articular su visión y con la tenacidad para que la candidata mantuviese este mensaje durante toda la campaña (p. 17). Cuando un candidato presenta su visión, ésta debe darle al votante razones para apoyarlo. La visión del candidato debe trascender temas más grandes o importantes que la misma candidatura. Los autores nos recuerdan que para construir un mensaje ganador el asesor necesita conocer muy bien la visión del candidato. Esto implica tener respuestas claras a preguntas como: ¿Qué quiere hacer el candidato cuando llegue a la Presidencia (u otro puesto político)? ¿Como el país va a ser diferente si él gana la elección? y ¿Por qué la gente se tiene que entusiasmar con su campaña? (P. 137-138)

La señora Clinton también era vista por muchos como una candidata fría, carente de una conexión emocional con los votantes (p.17). Inclusive en las toldas del Partido Demócrata, a muchos no les gustaban los Clinton por su secretismo y su tendencia a perjudicar a otras personas para servir sus propios intereses. Además, se los criticaba por ser descuidados, como en el caso de la instalación de un servidor privado en su casa, lo que generó una investigación en el Congreso y meses de mala publicidad al inicio de la campaña. Muchos de sus asesores consideraban que el problema del servidor, Hillary lo había agrandado al negarse a reconocer el error y no presentar excusas inmediatamente se conoció el incidente. Adicionalmente, el hecho de que la candidata hubiera recibido grandes sumas de dinero por dictar conferencias privadas a grupos de banqueros de Wall Street y a corporaciones de energía fósil, y que luego no publicara el texto de las mismas, también fue usado por Sanders y otros miembros de la izquierda del Partido Demócrata para cuestionar su lealtad y coherencia ideológica.

Frente a estos y muchos otros elementos negativos de la candidata, sus asesores decidieron enfocarse en construir su credibilidad integrando en la narrativa de la campaña elementos de su historia personal con sus propuestas políticas. Por ejemplo, su eslogan de campaña, "Rompiendo Barreras" ("Breaking Barriers") era una forma de conectar su narrativa personal con las dificultades que viven la clase trabajadora y la clase media en los Estados Unidos. Con esta frase sus asesores intentaban posicionarla como la campeona de las causas de los desfavorecidos y marginados. La frase era creíble porque como mujer que creció en una familia disfuncional y con pocos recursos económicos, ella había tenido que sortear muchos obstáculos en su vida personal. El mensaje fue especialmente exitoso entre grupos de votantes de minorías étnicas quienes les preocupaba su situación económica y social producto de la falta de oportunidades. Este eslogan también impacto positivamente a algunos votantes blancos preocupados por temas de justicia social (p.151-153).

El trabajo publicitario de la campaña Clinton estaba orientado a integrar dos elementos en la narrativa proselitista con el fin de aumentar su credibilidad entre los votantes: la historia personal de la candidata y sus propuestas políticas. Un ejemplo es el spot de Hillary sobre su madre Dorothy Rodham. Esta cuña fue diseñada para que la audiencia conociera elementos de la vida privada de Hillary Clinton que la motivaron a entrar en la contienda electoral y luchar por los menos favorecidos. Los estudios de grupo (focus groups) que se hicieron sobre este spot, mostraron que a los votantes les gustaba la fortaleza de la candidata, su capacidad de recuperación (o resiliencia) y su actitud de no aceptar nada que la fastidiara o la deprimiera ("take no shit attitude") (p.107). Ver spot:

Traducción del spot no literal: “Cuando pienso el por qué estoy haciendo esto, pienso en mi mamá Dorothy, ella fue abandonada por sus padres cuando tenía 8 años, la mandaron de Chicago a Los Angeles a vivir con los abuelos, quienes no la querían. Pero la gente la trato con bondad y le dieron oportunidades, como una profesora que vio que mi mamá no tenía dinero para comprar comida y empezó a traer comida adicional de su casa y le decía en secreto, ¿Sabes qué Dorothy? Es que hoy traje demasiada comida de casa. Ella empezó a trabajar en otra casa a la edad de 14 años, esto le abrió sus ojos. Por primera vez, vio a padres que amaban y cuidaban a sus hijos, y ese fue el tipo de familia que ella nos brindó. Cuando necesitaba a alguien que la ayudara siempre hubo alguna persona. Ahora pienso en todas las Dorothys por toda America, que pelean por sus familias y nunca se rinden. Es por ellas que estoy haciendo esto. Es por ellas que siempre lo he hecho. Por todas las Dorothys. Yo soy Hillary Clinton y yo apruebo este mensaje."

El equipo de campaña de Hillary siempre estuvo atento a grabar momentos cuando la candidata mostraba elementos que relacionaran su vida personal con su agenda política. En la campaña, este concepto estaba expresado en la frase "Estoy Contigo," Uno de esos instantes que se transformó en spot publicitario ocurrió durante una pequeña reunión el 14 de febrero del 2016 en la Vegas, Nevada, cuando una niña de familia de inmigrantes latinos le contó a Hillary que estaba asustada porque su familia había recibido una carta de la oficina de inmigración anunciando su deportación. El aviso muestra algunas características genuinas de la candidata como su compasión por los demás y su preocupación por los niños, por sus familias y por las minorías. Esta cuña también nos muestra cómo un buen líder político se puede nutrir espiritual y emocionalmente del contacto con la gente. Aunque la grabación se hace en un evento pequeño, el spot es exitoso porque logra transmitir a nivel masivo momentos de la intimidad de Hillary y una conexión emocional con los votantes. Este tipo de mensajes también destaca la importancia de que las mujeres en política muestren su feminidad y sirve como prueba para decir que Hillary estaba en campaña no por su ego o por alcanzar un beneficio personal, sino para luchar por las personas sin privilegios en la sociedad, como es el caso de esta niña latina de 10 años, temerosa del futuro (p. 150-151). Ver vídeo.

Traducción no literal del spot: “(Niña hablando:) Mis papas recibieron una notificación de deportación. Yo estoy asustada por ellos porque los van a deportar (la niña empieza a llorar) (Hillary le dice a la niña:) Ven aquí, (después que la niña se acerca, Hillary la abraza y le dice:) Voy a hacer todo lo que yo pueda para que tu no estés asustada. Y tú no tienes que preocuparte sobre lo que les pueda pasar, por lo que pueda pasar con tu mamá, o con tu papá, o con alguien más de tu familia. Yo lo creo de verdad verdad, pero tú has sido realmente muy valiente. Y tú tienes que ser valiente por ellos también. Porque ellos quieren que tú seas feliz, ellos quieren que tú seas exitosa, ellos no quieren que tú te preocupes mucho por esto. Déjame a mi preocuparme. Déjame que yo me preocupe de todo, ¿Es un trato? Yo seré la que me preocupe y yo haré todo lo que pueda para ayudarte ¿Ok? Yo soy Hillary Clinton y yo apruebo este mensaje.

Una vez terminada la campaña por la nominación a la candidatura del Partido Demócrata, el testimonio central que ayudó a presentar a Hillary Clinton frente a la nación fue el del presidente Obama. Su mensaje buscaba dos objetivos, el de exaltar las credenciales, el temperamento y la credibilidad de Hillary y el de tratar de unificar al Partido Demócrata después de una campaña primaria con momentos de mucha tensión entre Clinton y Sanders. El siguiente es un ejemplo de aviso publicitario que perseguía estos dos objetivos. El mismo fue emitido antes de la convención Demócrata donde Hillary Clinton fue oficialmente designada como la candidata del partido. Ver spot.

Traducción no literal: "Por más de un año, a lo largo de miles de millas, y en los 50 Estados, decenas de millones de americanos han dado a conocer sus opiniones. Hoy, yo quiero agregar la mía. Yo quiero felicitar a Hillary Clinton por hacer historia como la presunta nominada por el Partido Demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos. Miren, yo se lo difícil que este trabajo puede ser. Es por eso que sé que Hillary es muy buena para esto. De hecho, yo no creo que en el pasado haya habido alguien tan calificado para este puesto. Ella tiene el coraje, la compasión, y el corazón para hacer este trabajo. Y yo lo digo como alguien que tuvo que debatirla más de 20 veces. Inclusive después de la campaña tan peleada que disputamos, como prueba de su carácter, ella aceptó servir a su país como Secretaria de Estado. Desde momentos que se vivieron en la sala de situaciones cuando se decidió atacar a Bin Laden hasta la labor diplomática en capitales alrededor del mundo, yo he visto su criterio, yo he visto su fortaleza, yo he visto de cerca su compromiso por nuestros valores. He visto su determinación de darle a cada americano una oportunidad justa, sin importar que tan difícil sea. Esto es lo que siempre la ha motivado, incluso ahora. Por esto, yo quiero que ustedes que han estado conmigo desde el principio de este increíble camino, sean los primeros en saber que yo estoy con ella. Yo estoy motivado y con deseos de empezar ya mismo a hacer campaña por Hillary. También quiero agradecer a todas las personas que votaron y que trabajaron tan duro por nuestros candidatos. Esta elección primaria ha sido bastante disputada. Algunos dicen que las primarias dejan al Partido Demócrata más dividido, bueno eso fue lo que también dijeron hace 8 años, pero como hace 8 años, hay millones de americanos, no solo Demócratas, que votaron por primera vez. Mucho de eso se lo debemos al Senador Bernie Sanders, quien hizo una campaña increíble. Yo tuve un gran encuentro con él esta semana, y le agradecí por llamar la atención a temas como la desigualdad económica y la influencia que tiene el dinero sobre la política, y por motivar a la gente joven para que entre en el proceso electoral. Adoptar este mensaje es lo que nos va a ayudar a ganar en noviembre. Pero más importante, fortalecerá al Partido Demócrata y hará a América más fuerte. La Secretaría Clinton y el Senador Sanders pudieron ser rivales durante las primarias, pero ambos son patriotas que aman este país y comparten una visión por la América en la que todos creemos. Una América con ilusión, Una América con un corazón grande. Una América que es fuerte y justa y que le da a cada niño las mismas oportunidades que nosotros tuvimos. Estos son los valores que nos unen como Demócratas. Esos son los valores que hacen a América grande. Estos son los valores que van a ser puestos a prueba en esta elección. Si todos nos unimos en un esfuerzo común, estoy convencido que no solo vamos a ganar en noviembre, sino que seguiremos construyendo en el progreso que ya hemos logrado y vamos a alcanzar un mejor futuro para este país que nosotros amamos."

 

Pese a que el equipo de comunicaciones de una campaña es el encargado de establecer una narrativa donde predominen buenas noticias sobre el candidato y la campaña, y que este relato influya en la prensa, en los votantes y en los donantes, esto no siempre le funcionó a Hillary. Por ejemplo, el mismo 8 de marzo del 2016, que la campaña Clinton perdió la primaria contra Sanders en Michigan por un estrecho margen (de 67 delegados contra 63), Hillary barrió a las fuerzas opositoras en Mississipi conquistando 31 delegados contra solo 5 de Sanders. No obstante que en el resultado neto de las dos elecciones, Hillary había sacado una ventaja de 24 delegados a Sanders, el equipo del Senador de Vermont dominó los medios y supo generar la percepción de que él había logrado una importante victoria en esta fecha. Esto a su vez le sirvió para energizar sus bases y recolectar muchas más donaciones (p.192).

Fallas de cálculo en el mensaje publicitario de la campaña de Hillary Clinton

Aunque la campaña Clinton 2016 tenía en claro que el tema de la creciente desigualdad económica en los Estados Unidos era importante para llegar a sectores claves del electorado, la forma como se presentó el mensaje no fue tan exitosa para la clase trabajadora, como si fue el caso de la comunicación política del Senador Bernie Sanders. Un ejemplo de esta diferencia se ve reflejado en dos avisos publicitarios que fueron emitidos durante la primaria Demócrata en Michigan. El primero fue pautado por la campaña Clinton y consistía en una cuña anti-corporativa donde Hillary acusa a compañías farmacéuticas de ser avaros y de aumentar en forma desproporcional sus precios (p. 183-184). (Ver spot publicitario).

Traducción no literal:

Lo que yo creo que debemos hacer es defender la Ley de Servicio de Salud Accesible y mejorarla. Yo quiero compartir con ustedes una corta historia que muestra por qué esto es tan importante para mí. Esta es una carta de una persona que está aquí. Y ella me la entregó, la carta dice que tiene que tomar un medicamento no genérico, el cual lo ha venido usando desde principios de la década de los 80s. En ese momento, el remedio le costaba $180 dólares por 10 inyecciones. Ahora, la última vez que ella fue por su medicamento a la droguería, le cobraron 14,729, 99 (catorce mil setecientos veintinueve dólares con 99 centavos) por las mismas 10 inyecciones. Esta compañía es una de esas firmas que están explotando a los consumidores y pacientes americanos. Se llama Valeant Pharmaceuticals. ¡Yo voy a perseguirlos! ¡Nosotros vamos a parar esto! ¡Estos precios son depredadores y no se justifican! ¡Es equivocado! ¡Y nosotros nos vamos a asegurar de que esto no continué! (Luego aparece un mensaje que dice: "H (Hillary) peleando por usted. Comparta este vídeo.")

Allen y Parnes indican que el anterior spot no tuvo mucho impacto entre los votantes de Michigan porque ellos estaban más preocupados por sus empleos que por enfrentar a corporaciones explotadoras. Usando esta información, el equipo de Bernie Sanders produjo el siguiente aviso publicitario exitoso. (Ver spot publicitario)

Traducción no literal del spot: "Millones de buenos puestos de trabajo perdidos. Comunidades destruidas. Los trabajos se han ido a otros países. Solamente un candidato a la Presidencia ha luchado en forma consistente contra los tratados comerciales que mandan los puestos de trabajo de Michigan a otros países, Bernie Sanders. Él se opuso al desastroso tratado NAFTA, se opuso a darle un estatus especial de socio comercial a China. Ahora se opone al Tratado Transpacífico de Comercio, mientras otros hablan sin decir nada. Bernie está luchando contra la perdida de cientos de miles de nuevos puestos de trabajo que van a desaparecer. Está peleando por trabajos y por nosotros. Bernie. Yo soy Bernie Sanders y yo apruebo este mensaje."

Este spot muestra cómo en Michigan, Sanders tenía el mensaje claro de estar en contra de los tratados de libre comercio mientras que a comparación Hillary no presentaba un argumento igual de nítido al respecto, sino que condicionaba su apoyo a los tratados dependiendo de las cosas buenas y malas en cada uno de ellos. Esto dio pie para que Sanders la acusara de hablar sin decir nada y de que su mensaje no fuera tan confiable para los electores de Michigan como el de él. La dificultad de no poder enviar un mensaje con una visión clara y general y, en cambio, enfocarse en pequeños detalles de cada tema, fue un factor de comunicaciones que la llevo a perder Estados como el de Michigan, no solo en la primaria contra Sanders (49.8% contra 48.3%) sino también en la elección general contra Trump (47.3% contra 47%).

Juegos de estrategia entre las campañas de Hillary Clinton y Bernie Sanders

Durante las elecciones primarias del Partido Demócrata, los candidatos Clinton y Sanders estaban compitiendo por los votantes de este partido, los cuales en su mayoría se identifican con una tendencia de centro izquierda. En este segmento del electorado norteamericano, Hillary Clinton se identificaba defendiendo posturas más moderadas de centro mientras que su principal rival, Bernie Sanders, asumía posiciones más extremas de izquierda. Al principio de la campaña los asesores de Clinton se dieron cuenta que la candidata estaba en una situación desventajosa frente a Sanders porque cada vez que Hillary intentaba presentar una propuesta que atrajera al electorado de izquierda, Sanders podía ofrecer algo más atractivo. Por ejemplo, si Hillary ofrecía bajar un impuesto el 90%, Sanders ofrecía el 95%. Esto los asesores de Clinton lo llamaban "la trampa Sanders."

La respuesta a esta trampa se dio cuando los asesores de los Clinton se dieron cuenta que Sanders era un candidato unidimensional, pues solo hablaba de temas netamente económicos. Para enfrentarlo decidieron romper este encajonamiento de "la trampa Sanders" y confrontarlo en otros tópicos importantes para los votantes Demócratas, como, por ejemplo, el ponerle freno a la encarcelación masiva de Afroamericanos en los Estados Unidos (p. 132) o el recriminarle los votos que Sanders había emitido para favorecer la industria de armas en ese país. Inclusive el mensaje sobre economía de Sanders empezó a perder tracción entre los votantes Demócratas cuando la campaña Clinton logro que el público comenzara a identificar las criticas que el Senador hacia a la economía, como ataques directos contra el popular líder del partido, Barack Obama. Frente a esto fue muy fácil para Hillary posicionarse como la fiel defensora del Presidente y de su administración, en la cual había servido como Secretaria de Estado.

Como resultado de no tener muchas alternativas para competir con Hillary en temas de políticas públicas, los estrategas de Sanders decidieron atacar la persona o el carácter de Hillary Clinton. Con este fin, la campaña de Sanders se encargó de enmarcar ("framing") a la candidata como alguien que era el símbolo perfecto de todos los males que afectaban a los Estados Unidos. Por ejemplo, el escándalo del servidor sin seguridad para los emails y el no reconocer rápidamente este error por parte de Hillary fue aprovechado por la campaña de Sanders para acusarla de ser una persona mentirosa y en la que no se podía confiar. El cobrar altas sumas de dinero por charlas a ejecutivos de Wall Street y las industrias de combustible fósiles, también le sirvió a Sanders para mostrar que Hillary podía ser comprada. Esta línea tan efectiva de ataques personales fue retomada y perfeccionada por el equipo de campaña de Donald Trump.

Frente al reto de cómo afrontar estos ataques personales, los asesores Demócratas nuevamente se dividieron en dos bandos. Los jóvenes consultores liderados por Mook lograron convencer a la candidata de que ella asumiera una actitud proactiva y que, en sus eventos públicos como entrevistas y debates, fuera la primera en mencionar las acusaciones que se le hacían. De esta forma, se buscaba que la campaña estableciera el contexto en que la información negativa le llegaba a los votantes. La idea era neutralizar ataques aún más fuertes que vinieran de opositores.

El problema con esta alternativa es que la misma hacia que Hillary gastara mucho tiempo explicando situaciones personales y le restaba posibilidades para presentarle al electorado propuestas de gobierno que los incentivara a votar por ella. Consultores políticos de la vieja escuela como Stan Greenberg, se percataron rápidamente de este problema y sugirieron, sin éxito, que era más efectivo y creíble si Hillary Clinton propusiera programas de gobierno concretos para terminar con este tipo de situaciones de las que se le acusaba, como la mala influencia del dinero en su campaña. La vieja escuela de asesores Demócratas pensaba que un político que propone una fuerte ley para combatir algo de lo cual es acusado, gana mayor credibilidad frente al electorado que si simplemente se limita a explicar el por qué es incorrecto acusarlo de participar en estas situaciones dudosas (p.235).

 

Errores no forzados

Los asesores siempre deben estar preparados para solucionar "errores no forzados" del candidato. Este es un término prestado del tenis, que describe situaciones como el del servicio, cuando el jugador que inicia la jugada, estrella la pelota en la red, sin que la misma pase al otro lado de la cancha. En campañas electorales, los errores no forzados, son usualmente los que comete un candidato o su equipo de campaña, sin que la oposición haya inducido a esta equivocación. "Shattered" presenta varias de estos errores cometidos por la campaña Clinton y la forma como sus asesores intentaron corregirlos.

Un ejemplo que el libro ofrece es conocido como "la debacle de la pista de despegue" (The Tarmac Debacle"). La situación ocurrió en junio 27 del 2016 cuando el avión en que viajaba Bill Clinton coincidió en la pista de aterrizaje, del aeropuerto de Phoenix, Arizona, con la nave en que viajaba Loretta Lynch, la entonces Ministra de Justicia de los Estados Unidos (Attorney General). Bill Clinton decidió hacerle una visita privada a ella de más de 30 minutos, en momentos en que funcionarios de su ministerio estaban evaluando la posibilidad de formularle cargos a Hillary Clinton por el caso de los correos electrónicos. Pese a que los voceros de la campaña Clinton luego dijeron que este tema no se había tratado durante la charla, el evento confirmo la idea que algunos votantes tenían de los Clinton como unos personajes que se consideraban por encima de la ley y con capacidad para manipular cualquier estructura de poder para su beneficio propio. El libro describe que en la Casa Blanca al principio se pensó que esta historia era un mal chiste, pero cuando se verificó la autenticidad del evento, se generó indignación por la falta total de tacto político mostrada (p. 247-248).

Otro error no forzado de Bill Clinton ocurrió durante un discurso en que el expresidente describió al seguro universal de salud pública o "Obama Care." como "la cosa más loca del mundo" debido a que ahora la gente pagaba más y recibía menos beneficios. Estas declaraciones tuvieron una amplia repercusión en la prensa porque favorecieron la criticas Republicanas contra las políticas de salud pública de Obama y Hillary (p. 363). Hillary Clinton también tuvo un buen número de errores no forzados propios. Uno de los más recordados fue cuando reforzó su imagen negativa de ser elitista al declarar públicamente durante el evento LGBT Victory Fund Gala, que la mitad de los seguidores de Trump eran un grupo de personas deplorables (p. 315-316). De esta manera, ella transgredió una de las reglas esenciales en contiendas electorales, la de nunca atacar a los seguidores de otro candidato, por más diferentes que ellos sean a las posturas del político en cuestión.

El equipo de Hillary también contribuyó a incrementar la lista de errores no forzados. Uno de ellos sucedió cuando la candidata se desmayó al salir de la ceremonia que conmemoraba el ataque a las Torres Gemelas en New York. Este episodio tomó por sorpresa a los asesores Demócratas que no sabían qué pasaba con la salud de Hillary, mientras que fue aprovechado por algunos comentaristas del Partido Republicano quienes empezaron a especular sobre la mala salud y la falta de energía de la candidata. Se alcanzó a expandir el rumor que la candidata tenía un tumor cerebral. En este episodio, el error no forzado, lo cometió la asistente personal de Hillary, Huma Abedin, quien mantuvo en secreto de los asesores el diagnóstico médico sobre la neumonía que en ese momento afectaba a la candidata. El no compartir a tiempo esta información hizo que el rumor de una enfermedad más grave circulara por los medios sin ninguna respuesta de la campaña. Adicionalmente, una vez aclarado el incidente, la falta de información que mostraron los asesores de Clinton reforzó la creencia desfavorable del secretismo de Hillary quien nuevamente se la veía ocultando información importante, inclusive a muchos de sus asesores más cercanos (p.317). El libro nos indica que Huma cometió tantos errores en la campaña que muchos asesores ya estaban acostumbrados a llamarla "el desastre Huma." Allen y Parnes comentan que tanto Huma como otros personajes se mantuvieron en la campaña, como miembros cercanos de la "Casa Clinton" porque a Hillary le importaba mucho más la lealtad de las personas que su habilidad profesional.

 

Los debates entre Hillary Clinton y Donald Trump

Sin duda uno de los puntos fuertes de la campaña Clinton 2016 fue su preparación y desempeño en los debates frente a Donald Trump. El equipo de Hillary pregonaba que la regla # 1 en el proceso de entrenamiento para este evento era asegurar que el candidato no escuchara, viera o sintiera algo por primera vez en medio del debate. El objetivo era poder predecir al máximo cualquier situación que se presentara (p. 328-329). Para esto, por ejemplo, los asesores de Clinton tenían una lista completa de todos los cuestionarios que se usaron en previas elecciones presidenciales. Una persona importante en el entrenamiento de Hillary fue Philippe Reines, quien se encargó de representar a Trump en los ensayos. Se dice que logro replicar a la perfección los gestos corporales y la forma de ser del magnate. Inclusive pinto una X en la pared, para no hacer contacto visual con Hillary sino imitar la mirada de superioridad que Trump proyectaba contra sus oponentes.

Un elemento importante en la preparación de los debates fue el entrenamiento para que Hillary no diera respuestas específicas a las preguntas y se concentrara en contestar de forma temática, mostrándole a los votantes cual era su pensamiento en general. El amplio dominio que la candidata tenia de muchos temas en ocasiones era visto como una debilidad porque al ponerse a hablar en detalle de las políticas públicas aburría a la audiencia y podía ser fácilmente contraatacada por Trump.

También se practicaron situaciones para que Hillary no perdiera la compostura frente a Trump. Ella sabía que como mujer tenía que caminar la difícil senda por la cual muchas otras mujeres líderes han andado. Por ejemplo, tenía que mostrar confianza sin parecer arrogante, debía estar a la defensiva sin usar un tono acusatorio y necesitaba ser firme y enérgica en sus opiniones sin parecer mandona. Afortunadamente para los Demócratas, Hillary era muy buena pensando simultáneamente en respuestas específicas y en la estrategia general a seguir para ganar estos encuentros. Adicionalmente, Hillary iba preparada con un arsenal de ataques efectivos contra Trump. Uno de los más exitosos ante la opinión pública fue cuando les contó a los americanos las palabras negativas que Donald Trump había dicho contra la ex Miss Universo, Alicia Manchado.

Después de las elecciones en los Estados Unidos y en un análisis muy a la ligera, algunos consultores políticos han opinado que el hecho de que Hillary haya ganado los tres debates, pero perdido la elección es una prueba de que estos encuentros entre candidatos ya no son eventos importantes en una elección. La realidad muestra que en la mayoría de las campañas donde se producen debates, el candidato que lo gana también resulta vencedor en los comicios. En el caso de Hillary, la ventaja que se obtuvo con estos eventos y con otros también importantes como la Convención del Partido Demócrata, se perdió debido a los numerosos errores en estrategia, investigación y comunicaciones, al igual que a otros factores que mencionaremos a continuación.

 

Otros factores que influyeron en la derrota de Hillary Clinton analizados en el texto

Allen y Parnes presentan una lista de decenas de factores identificados por los asesores de campaña para explicar la derrota de Hillary Clinton. Entre los más destacados se encuentran: (1) las cartas del jefe del FBI, Comey, hablando de la posibilidad de reabrir una investigación contra la candidata, (2) la intervención de Rusia por medio de Wikileaks y noticias falsas, (3) el sentimiento misógino de parte de la población norteamericana, (4) el bajo nivel de participación electoral de la población afroamericana frente a la alta participación de los blancos, especialmente en pequeños pueblos y áreas rurales, (5) el surgimiento de movimientos populistas en muchos países desarrollados y (6) los problemas relacionados con el desprestigio de la marca Clinton, en parte por los recursos económicos que se captaron de gobiernos extranjeros a través de su fundación.

Conclusión

El libro "Shattered" ofrece una visión bastante completa e interesante del proceso electoral durante la campaña presidencial del 2016 en los Estados Unidos desde la perspectiva del Partido Demócrata. Sus páginas describen cómo políticos y asesores de las campañas de Hillary Clinton y Bernie Sanders interactúan durante esta elección. Desde la perspectiva de consultoría política, el texto es bastante valioso porque nos permite ver cómo diferentes elementos de estrategia de campaña, métodos de investigación electoral y comunicación política se entrelazan durante este periodo. Los autores claramente explican estos conceptos y describen algunas de las herramientas de mercadeo electoral que funcionaron o no en la campaña Clinton. Ellos nos recuerdan que una parte importante del trabajo de campaña de un consultor consiste en perfeccionar el mensaje del candidato, energizar a los que lo apoyan y asegurarse que estas personas voten el día de las elecciones (p.175)

Al enfocarse casi exclusivamente en los acontecimientos dentro de la campaña Demócrata, el libro no alcanza a ofrecer un análisis más completo de algunas decisiones que tomaron los consultores, los cuales posiblemente estaban influenciados por lo que ellos percibían sucedía en la campaña de Trump y dentro del Partido Republicano. Sin duda esta perspectiva esta llamada a ser aportada desde otro texto diferente pero complementario del presente libro.

Una reflexión final sobre "Shattered", nos hace pensar sobre el papel cada vez más importante que tienen los consultores para influenciar los resultados de una elección. La campaña Clinton 2016, es un claro ejemplo de que una contienda electoral se puede perder pese a producir excelentes spots publicitarios, usar técnicas de investigación sofisticadas y dominar situaciones como los debates donde el candidato es percibido como victorioso frente a su oponente. Estos y otros aspectos nos muestran que la consultoría política es una profesión donde no existen "balas de plata" ("silver bullet") o artificios que por sí solos pueden vencer al contrincante y asegurar una victoria electoral. Los buenos asesores políticos están llamados a usar el sentido común cuando utilizan sus herramientas conceptuales, analíticas y técnicas. Esta cualidad se va desarrollando después de haber estudiado diferentes procesos electorales y/o evaluado de forma crítica su participación profesional en muchas campañas. Aunque los aciertos y errores propios y de los adversarios son importantes en definir el éxito o fracaso de una campaña, no hay que olvidar que numerosos procesos electorales están marcados por corrientes sociales que son muchas veces incontrolables y producen altibajos en la popularidad de los candidatos. Como nos muestra el texto, en ocasiones, los mejores y más cotizados consultores políticos no pueden prevenir errores. Su función en el mejor de los casos, se centra en aplicar todo su conocimiento para detectar problemas lo más temprano posible y ofrecer soluciones antes que estas dificultades eviten cumplir los objetivos trazados por la campaña.

 

Apéndice # 1: Traducción no literal del spot de introducción a la campaña Clinton

(Voz femenina comenta:)

Yo me estoy preparando para muchas cosas, muchas cosas.

(Otra voz femenina dice:)

Es primavera por lo que estamos empezando a alistar nuestros jardines y mis tomates son muy famosos aquí, en mi propio vecindario.

(Otra voz femenina explica el desorden en su casa:)

Mi hija está a punto de empezar el jardín infantil el próximo año y nosotros nos estamos trasteando para que ella vaya a un mejor colegio.

(Una voz masculina hablando en español comenta que está iniciando su primer negocio con la hermana).

(Volviendo al inglés, una voz femenina expresa:)

Después de cinco años de criar a mis hijos, yo estoy volviendo a trabajar.

(Una pareja afroamericana aparece mirando objetos de bebes, la mujer dice:)

Cada vez tratamos de estar más preparados.

(El hombre de la pareja afroamericana abrazando a su mujer agrega:)

Un niño viene en camino.

(Una joven mujer asiática de edad universitaria dice:)

En este momento estoy buscando trabajo y viendo que me espera en el mundo laboral después de que me gradué en la universidad.

(Dos hombres aparecen caminando por un andén, tomados de la mano, uno de ellos dice:)

Me voy a casar este verano con alguien que a mi realmente me importa.

(Un niño dice:)

Yo voy a estar en una obra de teatro y me voy a poner un disfraz de pez.

(Una mujer comenta:)

Yo me alisto para jubilarme pronto. El estar retirada significa reinventarse a uno mismo en muchas formas.

(Una pareja de un hombre blanco con una mujer aparentemente de la India aparecen en escena, la mujer dice:)

Hemos hecho bastantes renovaciones a nuestra casa,

(El hombre de la pareja agrega:)

Pero lo más importante es que queremos enseñarle a nuestro perro a no comer más de la caneca de la basura.

(La mujer entre risas burlonas comenta:)

y tenemos muchas esperanzas que esto pueda pasar este año.

(Un obrero industrial de raza blanca aparece en una fábrica y comenta:)

Empecé una nueva carrera recientemente. Esta es una compañía que ha funcionado por cinco generaciones, lo que significa mucho para mí. Este país fue creado con base en el trabajo duro, y realmente se siente uno bien siendo parte de esto.

(Hillary Clinton dice:) Yo me estoy preparando para hacer algo también, Yo haré campaña para la Presidencia, Los americanos han luchado para recuperarse de los momentos difíciles que tuvo la economía, pero la situación continúa favoreciendo a las personas de los sectores acomodados de la sociedad. Todos los días los americanos necesitan a alguien que luche por ellos y yo quiero ser esa persona, para que usted haga algo más que sobrevivir, para que usted progrese y continúe avanzando. Porque cuando las familias son fuertes, América es fuerte. Por esto, yo inicio el camino para ganar su voto, porque este es el momento y espero que ustedes me acompañen en este camino.

 

Este artículo fue escrito por Mauricio Florez Morris, Ph.D. Profesor de la Especialización en Opinión Pública y Mercadeo Político de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. (Foto: Junio 2017, Cartagena de Indias, Colombia)

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